lunes, 21 de febrero de 2011

Energía nuclear III

Propulsión nuclear marina

En las últimas décadas el comercio global de productos manufacturados y alimentos ha experimentado un auge sin precedente. Hoy, pocos productos se producen localmente, es más, suelen pasar por muchos sitios distintos realizando tareas distintas y específicas para producir los productos de la forma más económica. Esta especialización e interdependencia, junto con el desarrollo de tecnologías más eficientes, han hecho posible la abundancia de bienes que tenemos. Pero la forma en la que se transporta esta mercancía conlleva daños serios para nuestra salud.


A día de hoy hay unos 90.000 buques de carga transportando mercancías a través de los océanos. El envío de mercancías mediante estos buques representa en volumen el 90% del comercio global. Estos enormes buques, aunque son tremendamente eficientes al ser capaces de transportar una enorme cantidad de mercancía por cantidad de combustible usado, emiten una cantidad aún mayor de contaminación atmosférica.

Estos buques usan un tipo de diésel de menor calidad que el de los automóviles. Esto hace que un solo buque de carga genere una cantidad de agentes contaminantes equivalente al que generan 50 millones de coches. El combustible que usan estos buques contiene una cantidad de azufre 2.000 veces mayor que el diésel que se usa en automóviles.

Hay unos 760 millones de coches en circulación a día de hoy en todo el mundo, emitiendo 78.599 toneladas de óxidos de azufre (SOx) al año. Los 90.000 buques de carga del mundo emiten 20 millones de toneladas de óxidos de azufre al año. Eso equivale a una cantidad 260 veces mayor a la que genera la flota mundial de coches entera.

Un exhaustivo estudio de la National Oceanic and Atmospheric Administration apunta a que, solo en los Estados Unidos, la contaminación de estos buques de carga produce 60.000 muertes prematuras al año y conllevan un gasto de 330 mil millones de dólares al año en gastos médicos a causa de enfermedades pulmonares y cardiacas.

A pesar de este daño a la salud del ser humano, el envío de mercancías entre países es uno de los motivos más importantes del aumento en la calidad de vida de las personas. El comercio global tiene repercusiones muy positivas en la economía tanto del productor como del consumidor, permitiendo obtener una calidad de vida que con la autosuficiencia sería imposible. A pesar de que los ecologistas se quejen continuamente del comercio global, ni siquiera ellos querrían el nivel de vida que una economía autosuficiente podría proveer hoy en día.

Lo que sí podrían hacer los ecologistas es apoyar la utilización y el desarrollo de métodos de transporte innovadores. Estoy seguro que no has oído hablar a ninguna organización ecologista proponer el uso de la energía nuclear en estos enormes buques de carga. En realidad, la propulsión nuclear marina no es algo tan innovador, se ha estado usando desde 1955. Existen 150 embarcaciones en funcionamiento que usan propulsión nuclear. La mayoría son submarinos, aunque también hay desde rompehielos a portaaviones. Un portaaviones de la clase Nimitz tiene más del doble de potencia (240.000 hp, 208 MW) que el mayor buque de carga diésel que se haya construido, y es capaz de funcionar de manera continua durante 20 años sin repostar (algunos submarinos franceses de clase Rubis pueden alcanzar los 30 años entre repostajes). La Armada de los Estados Unidos lleva acumulados 5.400 “años de vida de reactores”, sin ningún accidente, y tiene en funcionamiento más de 80 embarcaciones de propulsión nuclear.

Un ejemplo de la potencia que esta tecnología es capaz de proporcionar está en el rompehielos llamado 50 Let Pobedy. Este rompehielos está propulsado por dos pequeños reactores nucleares. Cada reactor produce una potencia de 175 MW, suficiente para suministrar electricidad a una ciudad pequeña. Este rompehielos no produce contaminación atmosférica. Utilizando la potencia máxima para hacerse hueco a través del hielo más denso, Let Pobedy usa tan solo 500 gramos de uranio al día. ¡500 gramos! Si utilizara gasolina quemaría más de 100 toneladas de combustible al día.

En el siguiente vídeo podemos ver a esta grandiosa pieza de ingeniería de 25.000 toneladas en acción, abriéndose paso a través del hielo del Polo Norte hasta llegar a la mismísima cima de la Tierra.




Artículos relacionados:
¿Qué podemos aprender del desastre nuclear de Japón?
Energía nuclear I: ¿Héroe o villano?
Energía nuclear II: Reactor modular de lecho de bolas

Suscríbete por correo electrónico

No hay comentarios:

Publicar un comentario